EL AMOR VERDADERO NO LLEGA DOS VECES.
|–Así es, lo afirmo y lo seguiré afirmando, que también hay hombres que sí saben amar a una mujer, que la hacen sentir especial y que se juegan el todo por el todo por ella. Yo tuve uno así y por mis malas decisiones, y mi falso empoderamiento, lo perdí.
• Mi historia comenzó desde jovencita con un conocido que por un tiempo fue mi compañero de clases con el que formamos una bonita amistad y luego empezamos un lindo noviazgo, un joven de valores, respetuoso, honrado, luchador, que amaba a sus padres.
Lastimosamente por las condiciones económicas difíciles de su familia y la situación en nuestro país ya no pudo seguir estudiando y se dedicó a trabajar de taxista. Me dijo que yo siguiera adelante y que me apoyaría en mi carrera de licenciatura.
Por años, él me llevaba a mis clases y me traía a casa, me cuidaba y se preocupaba por mí, me daba dinero para pagar algunas cosas de mis estudios que a veces no alcanzaba, ahorró y me dio un anillo de compromiso y me propuso matrimonio.
Quedamos de acuerdo que al graduarme nos íbamos a casar, pero en los últimos meses de estudio previo a mi graduación, mi familia y amistades me hacían sentir que yo no podía andar con un «simple taxista», y menos casarme con alguien de «esa clase» y que yo, ya como toda una profesional, una mujer independiente y empoderada ya con mi carrera, claro que me merecía algo mejor. Decían, que si en verdad creía que él me iba a dar todo lo que yo me merecía y lo que yo misma me podía dar; que si en serio, yo quería un «taxista» como padre de mis hijos, que no va de la mano una mujer de éxito con un hombre que nunca pudo sobresalir de su situación, todo eso me hizo dudar…
Escuché esas voces y mi corazón se llenó de ego y orgullo y le comencé a ver con desprecio, olvidé sus sacrificios por mí, hasta me daba cierta vergüenza que me recogiera en su taxi viejo y mi mamá lo empezó a rechazar también, hasta que decidí cortar con él.
¡Maldigo la hora en que escuché todas esas voces y renuncié a ese noble hombre y de gran corazón!
Terminé mi carrera, apareció un «profesional» al que todos en casa le dieron el visto bueno, era un hombre inmaduro, sin carácter, hijo de papi y mami, a quien yo creí que era el hombre ideal para mí, ya que éramos profesionales y pensaba que sería lo mejor para mí.
A los cuatro meses de casados, me fue infiel la primera vez, después llegaron más y más engaños, mentiras e infidelidades, ni siquiera saber que estaba esperando un hijo de él, lo hizo cambiar, me maltrataba, me humillaba, me hacía sentir fea, me hablaba de manera despectiva durante mi embarazo y también después que mi cuerpo cambió y subí de peso producto que nació mi primer hijo.
Soporté cinco eternos años y me divorcié después que un día me golpeó. Buscando un poco de aquel taxista tuve una relación con otro hombre que resultó ser otro patán y sinvergüenza que maltrataba a mi hijo de mi primer matrimonio y al nacer un hijo que tuve con él, hacía menos a mi primer hijo y se preocupaba solo por el que tenía con él y me decía, ese muchacho es tuyo y sabes no me importa nada que tenga que ver con él.
No aguanté más y también me separé…
Para mi desgracia, me enteré de que aquel «taxista», el novio de mi adolescencia se casó, emprendió una compañía de taxis y junto a su esposa compraron una linda casa tienen una compañía exitosa y viven junto a sus tres hijos tranquilamente, y son una linda familia.
Estoy una vez más sola, y a lo mejor seguiré sola con dos hijos de padres diferentes a los que amo con toda mi alma, pero me duele verlos crecer sin su padre, y saber que yo pude darles un buen padre, aunque de no ser por ellos quizá ya me habría quitado la vida.
Es lamentable que a veces los padres no sepan aconsejar y guiar por buen camino las decisiones de que deben tomar los hijos y valoren más el estatus, que los principios de amor, respeto y lealtad, yo aprendí esto a las malas, y por eso ahora estoy sola.
¡Qué triste es equivocarse en la vida y que no haya segundas oportunidades! Cómo quisiera retroceder el tiempo y callarle la boca a mi familia y a mis amistades que me mal aconsejaron. Cómo lamento no haber tenido la madurez y la sensatez para hacer caso omiso a esos malos consejos y tomar la decisión de hacer mi vida junto a aquel buen hombre «taxista» que ha sido el único que siempre me valoró, me cuidó y me respetó y nunca encontré otro igual.
(Inspirado en una historia real).
En la vida, hay decisiones que te costarán llanto y que te pasarán factura para el resto de tus días. Si tienes un amor que te hace sentir lo mucho que vales y le da sentido a tu mundo, cuídalo y valóralo y lucha por preservarlo limpio y puro al ser fiel y leal a ese amor.