El cáncer, la epidemia silenciosa del siglo XXI
|El cáncer constituye en Cuba la segunda causa de mortalidad general desde 1970, y la primera de años de vida potencialmente perdidos desde el año 2000. Es además la de mayor repercusión en la esperanza de vida al nacer
Las muertes ocasionadas por cáncer a nivel mundial siguen aumentando. Según los especialistas, dentro de aproximadamente dos décadas se reportarán entre seis y diez millones cada año, y en el 2030, ocurrirán alrededor de 11,4 millones de fallecimientos por su causa.
El nombre de esta enfermedad es un término genérico para un grupo de más de 200 enfermedades que pueden afectar cualquier parte del organismo. Es conocida también como neoplasia o tumor maligno.
La generación vertiginosa de células anormales caracteriza a las neoplasias. El crecimiento celular fuera de los límites normales invade zonas adyacentes del organismo y pueden diseminarse a otros órganos en un proceso que da lugar a la formación de las llamadas metástasis.
El cáncer comienza en una célula y su transformación de normal a una tumoral es un proceso que abarca varias fases. Suele consistir en un ascenso de una lesión precancerosa a un tumor maligno. Esas modificaciones se producen debido a la interacción entre los factores genéticos de una persona y cancerígenos físicos, como la luz ultravioleta y la radiación ionizante. El asbesto y el humo del tabaco también la desencadenan, al igual que infecciones causadas por diferentes virus, bacterias y parásitos.
Su incidencia aumenta proporcionalmente con la edad, porque también con los años asciende la acumulación de factores de riesgo de tipos específicos de cáncer, y mengua la eficiencia de los mecanismos de reparación celular.
Por su letalidad, el cáncer es reconocido como la epidemia silenciosa del siglo XXI. El número de fallecidos atribuido a dicha pandemia supera los reportados por sida, malaria y tuberculosis, pues cobra más de siete millones de vidas cada año y afecta a más de 20 millones de personas.
De los diez millones de nuevos casos que se presentan anualmente, 4,7 millones pertenecen a países desarrollados. A pesar de que con frecuencia se ha considerado que la enfermedad es un problema del Primer Mundo, en realidad más de la mitad de todos los tumores malignos son reportados en países en vías de desarrollo.
Diferentes instituciones científicas validan que existen cuatro razones principales para explicar el aumento de la mortalidad por cáncer. Una de estas es la disminución de las defunciones por enfermedades cardiovasculares en los países desarrollados, y el hecho de que cada vez más personas llegan a la vejez, etapa en la cual son mayores las probabilidades de que se presente el cáncer.
Asimismo, el mayor consumo de tabaco en los últimos decenios ha conducido a una incidencia elevada de cáncer de pulmón y otros tumores malignos. Los cambios en el régimen alimentario, la reducción de la actividad física y el aumento de la obesidad, han incidido también en el desencadenamiento de diversas formas de tumoraciones malignas.
Estrategia cubana
En Cuba el cáncer es la segunda causa de mortalidad general desde 1970 y la primera de años de vida potencialmente perdidos desde el año 2000, siendo la de mayor repercusión en la esperanza de vida al nacer.
Al cierre del 2009 se registraron 21 316 fallecidos como consecuencia del cáncer, y pasó a ser la primera causa de muerte en ocho provincias del país: La Habana, Villa Clara, Sancti Spíritus, Cienfuegos, Las Tunas, Granma, Santiago de Cuba, Guantánamo y el municipio especial Isla de la Juventud.
La doctora Teresa Romero, directora del Programa Integral para el Control del Cáncer en el país, explica que, a pesar de las acciones de control, continúan su tendencia al ascenso la incidencia y la mortalidad, y no se logra el impacto deseado a escala poblacional.
«Los cambios organizativos para la gestión de control del cáncer, implementados en el 2006, fundamentalmente dos de ellos: la actualización de los programas existentes y su integración en el Programa Integral para Control del Cáncer y la creación de la Unidad Nacional para Control del Cáncer, marcan un hito para enfrentar la enfermedad en el Sistema de Salud cubano».
Señala que la Organización Panamericana de la Salud y la Organización Mundial de la Salud han propuesto utilizar una nueva perspectiva que genera una estrategia centrada en la prevención con dos grandes vertientes: evitar la aparición de enfermedades crónicas y, en caso de producirse, evitar complicaciones predecibles, por medio de su tratamiento y gestión óptimos.
La segunda vertiente de la OPS y la OMS se refiere al autocuidado y autocontrol de los comportamientos individuales como características fundamentales de este tipo de atención, para lo cual la familia constituye un elemento clave en el éxito de la actuación educativa.
«Según estimados de la OMS, el 40 por ciento del cáncer puede ser prevenible si se produce un cambio en los estilos de vida: incorporación de una dieta saludable, régimen de actividad física adecuado, abandono del consumo de tabaco y alcohol, práctica de sexo protegido, entre otros».
También la OMS advierte que un 30 por ciento sería curable si se diagnostica tempranamente y se trata con la tecnología disponible para esta enfermedad. El otro 30 por ciento al menos podría tener una mayor sobrevida y una mejor calidad de vida con el tratamiento adecuado eficazmente implementado, un referente que tiene en cuenta el programa cubano para combatir esta enfermedad.
Insiste en que el enfrentamiento al problema cáncer no se puede lograr solo desde las instituciones del segundo y tercer nivel de atención, para promover la creación de valor a partir de la optimización de los recursos humanos, el desarrollo de espacios de conocimiento y aprendizaje y la interrelación con instituciones vinculadas a la atención a los pacientes con cáncer.
«Dentro de las funciones más importantes que tiene el policlínico está el hecho de ser el primer punto de entrada al sistema sanitario para atender todas las necesidades y problemas existentes en la población, la coordinación de la asistencia que debe recibir en cualquier entidad de salud, así como proveer de servicios enfocados a la persona, la familia, la comunidad y el ambiente».
Apunta que en el nivel primario de salud en Cuba se pueden asumir diversas actividades en el campo de la atención sanitaria, la formación de recursos humanos y la investigación, gracias a los recursos terapéuticos, tecnológicos y el personal con que cuenta. Es el policlínico, como institución encargada de fomentar, proteger y restablecer la salud de la población, el encargado de lograr controlar el cáncer desde su prevención y diagnóstico temprano así como direccionar los esfuerzos de todos los niveles del Sistema Nacional de Salud.
«La preparación que tienen los especialistas de Medicina General Integral permite abordar el problema desde una perspectiva integral y desarrollar acciones de promoción, prevención y pesquisaje activo y sistemático de los tipos de cáncer que más afectan a la población».
Considera que los especialistas que laboran en la atención primaria de salud están aptos para guiar adecuadamente la interrelación con otros niveles del sistema para la confirmación diagnóstica y el tratamiento oncológico específico, el manejo de complicaciones y la ejecución y conducción de los cuidados continuos, incluso los cuidados de soporte o cuidados paliativos.
«Estas acciones constituyen elementos sustantivos para la mejora organizacional en el enfrentamiento del cáncer como un nuevo desafío epidemiológico, por lo que deben estar debidamente integradas».
La directora del Programa Integral para el Control del Cáncer acota que el nivel primario de salud debe lograr una organización que alcance lo efectivo y lo sencillo, que dé respuesta inmediata y pertinente a las condiciones de incertidumbre que se presentan en el entorno y en las propias instituciones, así como a la complejidad de estructura, funcionamiento e información existente.
«El hecho de que el sector de la salud tiene una influencia determinante en la sociedad y en la calidad de vida de la población, precisa que se utilice lo nuevo y útil del conocimiento humano para agregar el máximo de valor posible a los procesos de atención, enfatizando en aquellos que tienen las mayores brechas de comportamiento».
Significa que en la época actual, la innovación y el perfeccionamiento de la medicina familiar son las bases estratégicas del éxito real en la organización del Sistema Nacional de Salud; por lo que es necesario alcanzar una mejora continua en relación con la utilización de los conocimientos y las tecnologías en materia de control de enfermedes crónicas, entre ellas el cáncer.
«En Cuba, desde una posición teórica marcada por salubristas, cuya piedra angular es privilegiar la atención primaria de salud y el policlínico, se llevan a cabo un conjunto de procesos bien definidos que son de suma importancia para una gestión de calidad, los cuales se constituyen en acciones interrelacionadas entre sí para lograr el control de muchas enfermedades, entre ellas el cáncer».
La doctora Teresa Romero considera que en el Sistema Nacional de Salud cubano, desde 1969 se ejecutan acciones para reducir la mortalidad por cáncer y, paso a paso, se han producido avances en la calidad de los mecanismos regulatorios y en la introducción de elementos estructurales y de información para el control de los tumores malignos.
Sin embargo, estima que aún se presentan insuficiencias en todos los niveles de atención, y particularmente en el nivel primario de salud, donde se está mejorando la organización para atender a este problema.
«En los hospitales provinciales de perfil amplio, donde se ofrece el segundo nivel de atención, unido a algunos hospitales especializados en oncología, garantizan el diagnóstico y tratamiento especializado. En el tercer nivel de atención, el Instituto Nacional de Oncología y Radiobiología, otros institutos como el de Gastroenterología, y los centros nacionales, entre ellos el Hospital Hermanos Ameijeiras, brindan servicios de alto grado de especialización para el diagnóstico y tratamiento del cáncer, así como para la formación de los recursos humanos y el desarrollo de la investigación».
Ante tal situación, explica, ha sido necesario no solo describir y caracterizar la situación del cáncer, sino también buscar evidencias científicas que permitan conocer cómo se desarrollan y relacionan los procesos para el control de dicho problema de salud.
«A partir de las recomendaciones de los organismos internacionales, la experiencia acumulada y el estudio de los determinantes sociales en el contexto actual, se han respondido diversas interrogantes científicas que nos acercan y ofrecen evidencias para avanzar en el diseño, implementación, evaluación y mejora de la estrategia cubana, diseñada en el 2006 y evaluada anualmente en los talleres de cáncer que realizamos».
En los referidos eventos se diagnostican las fugas, brechas e insuficiencias y se toman medidas para erradicarlas al año siguiente; a nivel práctico a través de planes de acción ajustados a las características locales.
Para ganar esta batalla por la vida sugiere que la prevención de las neoplasias ocupe verdadero protagonismo. Hay muchas medidas profilácticas y reservas de eficacia a nivel social sin implementar: «cualquier esfuerzo es poco para disminuir cuanto antes la mortalidad por cáncer».
Diagnóstico del cáncer
Examen médico: este método permite detectar la presencia de tumoraciones o lesiones en la piel, laringe, lengua, próstata, genitales, mamas, etcétera.
Citología: es un método que permite estudiar las características de las células de los órganos y tejidos sospechosos de presentar una lesión cancerosa.
Radiología: el estudio radiológico permite descartar o detectar cáncer en los huesos, pulmones, aparato digestivo, etcétera.
Biopsia: consiste en tomar una mínima porción de una lesión o tumor, a través de una aguja especial. El material obtenido permite estudiar las características de las células del tejido sospechoso de estar afectado por el cáncer y lograr así el diagnóstico definitivo.
Endoscopía: permite visualizar estructuras internas: bronquios, esófago, estómago; se realiza con un instrumento óptico, que posee lentes y luz propia y se le designa el nombre de acuerdo al órgano o estructura que explora; así tenemos: broncospía, gastroscopía, artroscopía y otros.
Pruebas de laboratorio: actualmente se realizan pruebas sanguíneas especializadas para detectar ciertos tipos de cáncer.
Principales factores de riesgo
De útero:
-Relaciones sexuales a temprana edad.
-Promiscuidad sexual.
-Múltiples embarazos.
De piel:
-Personas de piel clara con sobreexposición al sol, viento o frío.
-Exposición frecuente a RX o sustancias radiactivas.
-Traumatismos y quemaduras frecuentes (herreros, soldadores).
De estómago:
-Antecedentes familiares de cáncer de estómago.
-Consumo habitual de bebidas alcohólicas.
-Gastritis crónica atrófica.
De mamas:
-Antecedentes familiares o personales de cáncer mamario.
-Menarquia precoz.
-Nuligestas, nulíparas o primigestas mayores de 30 años.
Medidas preventivas para evitar el cáncer de útero
-Retardar el comienzo de la actividad sexual. Es recomendable después de los 18 años de edad.
-Evitar la promiscuidad y mantener una actividad sexual dentro del matrimonio.
-El riesgo de enfermedades venéreas disminuye grandemente cuando hay fidelidad entre los integrantes de la pareja.
-Efectuar una adecuada planificación familiar.
-Citología cervical.
Es un examen rápido, sencillo e indoloro, que consiste en el estudio de las características de las células del cuello uterino. Para ello el médico, durante el examen periódico anual, toma una muestra de la secreción del cuello uterino y la extiende sobre una lámina de vidrio, la cual es coloreada y fijada para ser estudiada posteriormente al microscopio por un especialista (patólogo).
Este examen permite, además de diagnosticar el cáncer del cuello uterino, demostrar la presencia de enfermedades inflamatorias, infecciones y lesiones precancerosas, facilitando su tratamiento y curación.
Medidas preventivas para el cáncer de piel
-Evitar excesivos baños de sol.
-Utilizar protectores solares.
-Usar ropa que proteja del sol, del viento y el frío.
-Revisar periódicamente si aparece un cambio de forma, color o tamaño en lunares y verrugas.
-Extirpar, mediante una cirugía sencilla, los lunares y verrugas.
-Tratar rápidamente las quemaduras.
-Evitar un contacto innecesario con contaminantes. En caso de necesidad (por trabajo, etcétera) utilizar ropa protectora.
-Efectuar un examen periódico de la piel.