🫣 ¡MPRESI0NANTE V¡DE0…📹 PASTOR COLOMBIANO asegura haber RESUC¡TAD0 a un hombre…. Ver más 1er C.O.M.E.N.T.A.R.I.O👇👇

En video un pastor colombiano asegura haber resucitado a un hombre

El pastor se ha visto involucrado en ocasiones anteriores en polémicas similares que lo han vuelto viral en redes sociales.

A través de redes sociales está circulando un video en el que al parecer el pastor Esteban Acosta de la Iglesia Unción supuestamente resucitó a un hombre que sufrió un paro cardíaco durante un servicio religioso.

Testigos afirman que el hombre colapsó inesperadamente, y tras los desesperados esfuerzos de los presentes, fue el pastor Esteban quien, a través de una fervorosa oración, logró devolverle la vida.

Este incidente no es el primero que coloca al pastor Esteban en el centro de la controversia en relación a este tema.

No es la primera vez

Hace unos meses, el mismo pastor fue noticia al afirmar que había adelgazado milagrosamente a una mujer con sobrepeso mediante sus oraciones y rituales según él.

La comunidad religiosa está dividida. Algunos feligreses creen firmemente en los poderes milagrosos del pastor Esteban, mientras que otros se muestran escépticos y exigen una explicación más racional y científica de estos eventos.

Sin importar las críticas y dudas, la Iglesia Unción sigue siendo un lugar de fe y esperanza para muchos que continúan atrayendo a una multitud en busca de respuestas y milagros departe de Dios por medio del pastor.

En el Evangelio de Juan, Jesús realiza una serie de señales para demostrar que él es el Mesías largamente esperado por Israel.

En Juan 11, realiza la señal culminante, resucitando a su amigo Lázaro, que llevaba muerto y enterrado cuatro días.

Para el contexto de esta señal milagrosa, Jesús proclama: (Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá.  Todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás) (v. 25).

En los Hechos, vemos a Pedro y a Pablo haciendo lo mismo: Pedro resucita a Dorcas (Hechos 9), y Pablo hace lo mismo con Eutico (Hechos 20), aunque ninguno llevaba cuatro días muerto.

¿Y qué pasa con los cristianos de hoy? ¿Podemos resucitar a los muertos como lo hicieron Jesús y algunos apóstoles? Algunos pentecostales dirían que sí.

Lo que se conoce al respecto

El hecho de que Pedro y Pablo lo hicieran indica que este milagro no se limita a Jesús solamente.

Los cesacionistas, por otro lado, dirían que no: Pedro y Pablo eran apóstoles, y la capacidad de resucitar a los muertos cesó después de la era apostólica.

Este tema se ha vuelto cada vez más popular en los últimos años gracias a la influencia mundial de Bill Johnson y la Iglesia Bethel en Redding, California.

Como escribe Johnson en su Manifiesto para una vida cristiana normal: La gente viene a mí a menudo y me pide que ore por ellos, para que descubran la voluntad de Dios para sus vidas.

Yo ya sé cuál es la voluntad de Dios para sus vidas: sanar a los enfermos, resucitar a los muertos, expulsar demonios, limpiar leprosos. 

Bethel incluso ha creado un ministerio llamado “El Equipo de Resurrección de Muertos”.

Según el líder Tyler Johnson, ellos están cumpliendo la comisión de Jesús de resucitar a los muertos (Mateo 10:8).

Otra mirada más terrenal

En su libro de dos volúmenes  Miracles: The Credibility of the New Testament Accounts (Milagros: la credibilidad de los relatos del Nuevo Testamento), Craig Keener registra meticulosamente relatos de resurrección en respuesta a la oración a lo largo de la historia de la iglesia y en la actualidad.

Proporciona relatos de Ireneo, Agustín, Benedicto, Francisco Javier y Juan Wesley, así como numerosos relatos contemporáneos de África, Asia, América Latina y, ocasionalmente, Occidente.

También relata una resurrección personal (la de la hermana de su esposa) y muchos ejemplos de médicos que pudieron verificar médicamente que la persona estaba muerta antes de resucitarla mediante la oración.

Keener usa el lenguaje de la «resucitación» para referirse a aquellos que resucitan de entre los muertos pero eventualmente morirán al final de su vida.

Rechazar todas esas evidencias podría revelar una “escatología poco realizada” en la que no se comprende plenamente la plenitud de la que disponen los cristianos en esta época.

 

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