Esta es la razón por la que escuchamos canicas en los techos.

La comprensión de estos procesos nos invita a contemplar con asombro los misterios cotidianos que, en última instancia, se revelan como parte de las leyes fundamentales de la física que gobiernan nuestro entorno doméstico. En lugar de temer a lo desconocido, podemos abrazar el conocimiento y apreciar la ciencia detrás de cada rincón de nuestras vidas cotidianas.

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